sábado, 21 de diciembre de 2019

BÉTICOS PECULIARES: ANA LA BÉTICA Y SU MUSEO

La grandeza del beticismo no tiene límites, un ejemplo de ello es la existencia de algunos béticos que no dejan de pasar desapercibidos en el universo de la afición verdiblanca, principalmente porque sus particularidades van unidas a una falta de prejuicios que pudieran restringirle su forma de ser, hacer o actuar en su singularidad, una personalidad que exterioriza la visión de un Betis diario; un Betis llevado al alma, porqué no también al cuerpo, y también a casa, rezumando en cualquier rincón y formando parte de su quehacer diario, como si fuera un familiar más.

Nos trae el caso de Ana Somoza, más conocida como Ana la Bética, sin comillas, allende su Almensilla y dentro de su estadio heliopolitano. Una bandera del Centenario preside la entrada a su casa, mientras que desde la puerta, la encendida mirada de Ana basta para exteriorizar que su ilusión en verdiblanco es tan animosa como la misma adolescencia.


Difícil será encontrar un lugar más que repleto, diría hacinado, con tal acumulación de Betis en tan poco espacio, que sólo faltaría ver todas las paredes de ese domicilio pintadas con las rayas béticas. "Ya no caben más cosas en el cuarto", decía, aunque en las otras habitaciones también pululan los detalles béticos, donde hay llaveros, almanaques y algunos cuadros enmarcados. Pero en el salón, al sonar las siete se oyó el himno del Betis. Casi na, ríanse de la música del Big Ben.

Porque la joya de la corona es ese cuarto, donde están colocados y colgados sus recuerdos e insignias, que desde hace muchos años, Ana distribuye y acomoda desde el suelo hasta el techo, pasando por las paredes, zócalos y puertas. Dícese del horror vacui relleno de Betis.

Ana es socia, acude a entrenamientos, habla con los jugadores, incluso conoce a muchos de ellos, nuevos y antiguos: Los Capi, Joaquín y un largo etcétera de deportistas béticos la visitan, le regalan camisetas, posters, banderas y todo aquello que simboliza el Betis y lo bética que es. Hay mucho material, desde retratos firmados hasta piedras de las zonas demolidas del Villamarín, pasado por muñecos, botellas y sin que falte tampoco un asiento de Gol Sur.


Las camas del otro dormitorio de la casa también está forrada con ropa de cama del Betis, pero la que más llama la atención es la que dispone en la habitación-museo, que aparte de estar cubierta con su correspondiente polar verdiblanco, está literalmente repleta de más cosas: cintas VHS, CD's, muñecas, balones, libros, tazas, etc.

Pero, ante todo, Ana es una persona que brilla por su educación ( al igual que su hermana que también nos recibió aquella tarde ) y el saber estar; una persona de raíces curtidas y ramas jóvenes que dan flores esmeraldas y jazmines verdes y blancos, sus colores. Baste decir que de lo poco rojo que vi allí fue la camiseta de la selección española que vistieron los Capi, Joaquín o Alfonso.


Desde mediados de los 90, Ana escribe a mano sus crónicas del Betis, pegando recortes y fotos de prensa en carpetas, temporada tras temporada, y en los tiempos que corren se moderniza anotando también las incidencias de VAR. Las carpetas de cada campaña se amontonan en un cuarto de baño sin apenas uso, que se nos olvidó fotografiarlo debido al grado de asombro que nos embargaba, aunque en la siguiente imagen se vislumbra repleta de posters, fotografías y demás símbolos beticos.  

Una pléyade de variedades, reflejo de el corazón de una coleccionista modesta y grande quizá sin tener certeza de esto último. Unas puertas abiertas, una invitación al Betis-hogar: insisto, grande pero sin notoriedad buscada.

Pero el mayor de los detalles materiales que recibí en aquellas cortas horas , junto a la estampita de un Niño Jesús del Betis, fue una piedra de mi aquel queridísimo Gol Norte que derribaron allá por el 98, mas era algo que no tenía y gracias a ella se encuentra en mi colección, por lo que para una mayor autentificación decidí fotografiarme con la piedrecita.







Pero como lo efímero se impone, había que volver a la Ciudad del Betis. Espera el asfalto y nos despedimos con un hasta luego de Ana, una bética vernácula y singular, quien creo debería tener dedicado un espacio en cierto programa llamado Béticos, porque gente así desde luego que lo merece, igual que muchos otros que, por ser también de alguna forma anónimos para lo oficial, son personas quienes entre sus parientes hay uno en forma de triángulo con rayas verdiblancas, iniciales en un círculo y una corona: el Real Betis Balompié.

By Rafael Medina Delgado.